“Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros! Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados. Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió glorificando a Dios a gran voz, y se postró rostro en tierra a sus pies dándole gracias; y éste era samaritano. Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están?”. Lucas 17:11-20.

Los contextos cambian, las culturas pueden ser diferentes, pero el corazón humano es siempre el mismo. A través de esta historia Jesús pone en evidencia una realidad: No todos son realmente agradecidos. ¡Solo uno de los diez sanados fue capaz de reconocer el milagro y darle gracias al Señor! La pregunta de Jesús sigue resonando hasta hoy: ¿Dónde están los otros nueve?

¿Por qué a algunas personas les resulta difícil ser agradecidas? Hay varias razones.

Hay personas que creen que merecen lo que reciben. Se miran a sí mismos y creen que todo lo obtienen por merecimiento propio, como si el mundo estuviera en deuda con ellos. ¡Parecen ser el centro del universo! Jesús siempre ha reprobado esta actitud. Los fariseos eran un típico ejemplo de esto.

Hay personas que no han aprendido a ser agradecidas. Nadie les dio ejemplo, han crecido en un ambiente egoísta, mezquino, o tal vez de supervivencia. Necesitan saber que el agradecimiento es una actitud que nace en el corazón y se manifiesta externamente.

Hay personas que solo se enfocan en sí mismas. Sus metas son egoístas. Cuando hacen regalos, piensan en la forma que le devolverán el gesto.

Si Cristo ha venido a morar en nuestro corazón y somos conscientes de lo que Él hizo por nosotros, sabemos que nada merecemos, que todo lo obtenemos por gracia.

Dar gracias enaltece al Señor y lo reconoce como la fuente de todas nuestras bendiciones. Él espera que seamos agradecidos, no que tengamos la actitud de los nueve leprosos del pasaje que fueron sanados y simplemente siguieron su camino.

El apóstol Pablo dice: “Sed agradecidos” (Colosenses 3:15). “Dad gracias en todo” (1 Tesalonicenses 5:18). “Dando siempre gracias por todo” (Efesios 5:20). Debemos tener siempre esta actitud, porque así reflejamos el carácter de Cristo.

Cortesí­a Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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