«Padre celestial, permíteme acercarte delante de tu trono, postrarme ante ti y solamente disfrutar de tu presencia. Hoy no vengo con la intención de pedirte nada, sino solo de disfrutar de quien tú eres y de tu abrazo como mi padre. Por favor, acéptame como ofrenda de amor, como un sacrificio vivo, pues entrego mi corazón ante ti, para que hagas conmigo conforme sea tu voluntad. Te pido solamente, que hagas conmigo conforme sea tu voluntad y que mi vida te sirva para cumplir tu propósito en mí. Amén.»

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