«LA ORACIÓN EFICAZ»

Formando hombres de Dios que sean valientes, responsables, proactivos y espirituales”.

Santiago 5:16-17 dice: “La oración eficaz del justo puede mucho. Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto”.

Dios nos está llamando para hablar con Él, todos los días. Dios usa a otros también para motivarnos a pasar tiempo en su presencia. El anhelo de Dios es tener una relación íntima con cada uno de sus hijos. Y cuando nosotros comenzamos a tener el mismo corazón de Dios, entonces también podemos comenzar a sentir ese anhelo. El salmista dice en el Salmo 84:2: “Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová”. Ese es el anhelo ardiente” que viene de Dios. Y viene porque nosotros lo alimentamos. Su pasión por conocerle se acrecienta cuando tomamos el mejor tiempo para estar con Él.

Cuando estamos en su presencia, toda oración que hagamos, será “eficaz”. Cuando estamos en su presencia entendemos lo que Dios quiere hacer. De Él viene la visión, el discernimiento de los corazones, la revelación de sus planes futuros, la distinción de los tiempos, las maneras en que Dios quiere moverse en nosotros y a través de nosotros.

Dios responde a los justos, porque ellos hacen oraciones eficaces, según la perspectiva de Dios, el tiempo que Él considere necesario para la respuesta, e incluso el tipo de respuesta según su voluntad. Nuestras oraciones eficaces no son para moverle el brazo a Dios, sino para entender cómo Él quiere mover su brazo. Entonces oramos según su corazón, su mente, su tiempo.

Estas oraciones las pueden hacer los justos, es decir, todos los que han sido lavados por la sangre de Cristo, los que han sido regenerados por el Espíritu Santo, los que han sido adoptados hijos de Dios. No son los “buenos” sino los “justos” quienes tienen oraciones eficaces porque el valor de la oración depende de la respuesta divina. ¿Para qué sirve hacer las más sofisticadas oraciones si no tienen respuesta? (A esta pregunta le continúa el por qué no tienen respuesta: Las oraciones “con uno mismo” no están basadas en la obra de Cristo y no son eficaces para Dios). Todo hijo de Dios que ora con fe confiando en la obra de Jesucristo será escuchado siempre por el Padre y recibirá la respuesta según su voluntad.

El ejemplo de Santiago es Elías. ¡Tremendo hombre de Dios! Sin embargo nos dice que era igual que nosotros, las mismas pasiones semejantes a las nuestras. Entonces, si él oró eficazmente, también lo haremos nosotros.

Elías oraba bajo la presencia de Dios. Él sabía lo que Dios quería porque Dios se lo comunicaba. Entonces, ¡¿Cómo el Señor no iba a responder?!

Elías oraba con anhelo y pasión espiritual. Lea las oraciones de este varón en 1 Reyes y descubrirá su deseo ardiente por Dios. Cada oración suya movía el cielo y el infierno. Nada quedaba igual después que él oraba.

Elías oraba con fe. El creía que cada palabra suya en comunicación con Dios era escuchada. Así que podía orar para que llueva o que no llueva, para que resucitara un joven muerto, para que no falte aceite de una viuda, para que Dios haga descender fuego del cielo. Su fe era ilimitada. Todo es posible si le creemos.

Elías oraba esperando el tiempo de Dios. Podía orar para que no lloviera y esperar la siguiente instrucción de Dios. Después de tres años, ¡tres años! Dios le dice que vuelva a orar por lluvia. Se ocultó en una cueva donde dos cuervos lo alimentaban hasta que el arroyo del cual bebía se secó. Luego escucha otra vez a Dios dándole otra instrucción. Eran oraciones concomitantes a la obediencia. Dios siempre responde a estas oraciones.

Elías oraba para que Dios siempre sea glorificado. Él nunca se atribuyó ninguna gloria, ningún beneficio, ningún premio para sí. Siempre llevó al pueblo a escuchar a Dios y adorarlo a Él.

Tú eres también un hombre de Dios que está siendo formado para ser su instrumento en este tiempo. Tus oraciones serán respondidas por Dios, a su tiempo y forma. Solo confía y actúa escuchándolo a Él. Pasa tiempo con Dios y verás que ese anhelo crece, ese deseo de estar en su presencia serás el deleite más sublime en tu vida.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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