“Durante los cuarenta años que los guié a través del desierto, no se les gastó la ropa ni el calzado”. Deuteronomio 29:5 (NVI).

Israel nunca estuvo perdido en el desierto. Durante los cuarenta años que fueron necesarios para levantar una nueva generación de conquistadores, Dios guió sus pasos. Él los movilizaba por medio de la nube de su presencia durante el día y como una columna de fuego durante la noche.

Si seguimos recordando lo que Dios hizo por ellos vendrá a nuestra memoria la provisión celestial del maná; las codornices para satisfacer sus anhelos de carne; agua de la roca con un oasis para darles descanso. Y otro milagro: ¡Nunca se envejeció su ropa ni su calzado! No necesitaban ir a una zapatería ni a una tienda de ropa, ¡la vestimenta les duró cuarenta años!

Dios siempre se ocupó de todas sus necesidades. Como Padre, fue responsable del cuidado de sus hijos para que no les faltara nada mientras pasaban por el seco e inhóspito desierto. Pero el pueblo debía ocuparse de una cosa: mantener el corazón dócil a Dios respondiéndole con obediencia. Y justamente de lo único que debían ocuparse fueron irresponsables, fallaron una y otra vez. El propósito del desierto era este: “Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.” (Deuteronomio 8:2).

Para muchos, este tiempo de pandemia es un tipo de “desierto”, y como sucedió con Israel, debemos recordar que Dios lo ha permitido con muchos propósitos. Uno de ellos es saber en qué condición está nuestro corazón. ¿Podemos decir que cada día somos más dóciles a Dios; que obedecemos de forma inmediata; que buscamos hacer su voluntad en todas las áreas de nuestra vida?

Estas son las cosas de las que deberíamos estar ocupándonos. Es lo que no podemos postergar. Sobre el resto de nuestras necesidades, el Señor sabe cómo suplirlas. ¡Siempre llega a tiempo! ¿Acaso no te está durando la ropa y el calzado mucho más que antes?

Cortesí­a Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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