«Amado Padre celestial, te agradezco por todas tus bondades en mi vida, porque reconozco que sin ti nada soy. Me humillo ante tu presencia y rindo a tus pies todos mis problemas y preocupaciones, reconociendo que, ante ti, todos ellos se vuelven pequeños y te suplico, lléname de tu presencia, pues anhelo un encuentro contigo antes de dormir. Por favor, permíteme sentir tu abrazo de padre amoroso, de protección y cuidado que me hacen sentir tanta paz y confianza en tu providencia divina, amén.»

compartir por messenger
compartir por Whatsapp