“Tomó luego Samuel una piedra y la puso entre Mizpa y Sen, y le puso por nombre Eben-ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová.” 1 Samuel 7:12.

En la época de los jueces, Israel se había volcado a la adoración de los ídolos cananeos quebrantando los mandamientos de Dios. Cuando Samuel se estableció como juez de Israel, convocó al pueblo a preparar el corazón para buscar solo a Jehová, desechar la idolatría y reunirse en un lugar determinado para adorar al Señor.

Cuando la reunión estaba en su mejor momento, ¡aparecieron los filisteos para pelear contra Israel! “Y aconteció que mientras Samuel sacrificaba el holocausto, los filisteos llegaron para pelear con los hijos de Israel (v. 10ª).

¡Increíble! El enemigo estuvo quieto por mucho tiempo, pero cuando el pueblo de Dios se reunió para adorarle, apareció en escena.

Esta historia parece repetirse muchas veces a través del tiempo. En los momentos que nos acercamos a Dios, nos arrepentimos de nuestros pecados y tomamos la decisión de servirle, el enemigo se levanta para atacarnos. Pero al igual que sucedió con el pueblo de Israel, Dios quiere recordarte que la pelea es suya. “Entonces Dios tronó desde los cielos y los enemigos de Israel fueron vencidos durante la reunión de adoración” (v.10b).

La historia bíblica nos dice que después de la intervención de Dios, Samuel convocó nuevamente al pueblo y tomó una piedra y le puso por nombre Eben-ezer, que significa “piedra de ayuda”, para que todos recordaran que allí habían recibido el auxilio de Dios.

Si en medio de tus batallas sigues confiando en Dios, lo verás hacer grandes cosas a tu favor. Recuerda: Tus batallas, son sus batallas.

Cortesí­a Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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