«Amado Padre celestial, te doy gracias por enviar a tu amado hijo Jesucristo a morir en mi lugar en la cruz del calvario y porque a través de ese sacrificio hoy puedo tener acceso ante tu trono. En este momento me rindo a ti y te confieso que te necesito, que necesito de tu presencia en mi vida porque solo no puedo. Durante el silencio de esta noche, toma el control de mis pensamientos y guíame con tu Espíritu Santo. Lléname de esa paz inagotable que solo tú me puedes dar y hazme entender tu voluntad para mi vida, amén.«

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