«Jesús, tú eres el pan de vida, el agua viva, la luz del mundo, el camino, la verdad y la vida. Te necesito más que nada, te anhelo más que nadie. Lléname de tu gracia y de tu verdad, sáciame de tu presencia y de tu gozo. Que yo te conozca más cada día, que yo te siga más de cerca, que yo te ame más intensamente y sea un testigo de tu resurrección, imagen de tu amor y una extensión de tu misión. Ahora que me dispongo a dormir, que en tu regazo pueda encontrar la paz que necesito para descansar. Amén.»

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