Señor, perdóname por todos mis pecados, por las veces que te he ofendido con mis pensamientos, palabras y obras, por las veces que he dejado de hacer el bien que podía hacer y por las veces que he herido a mi prójimo con mi indiferencia o mi egoísmo. Reconozco que soy débil y necesitado de tu misericordia, que sin ti no puedo hacer nada bueno, que solo tú puedes salvarme. Te pido me cubras con tu amor y me renuevas para iniciar mañana un nuevo día. Ahora que me dispongo a dormir y descansar, te pido que des una feliz y bendecida noche. Amén.»

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