«Amado Dios, al finalizar este día, quiero darte gracias por tu presencia, por lo que haces en mi vida, por las personas que me has puesto en mi camino, por las situaciones que me has permitido vivir y por las lecciones que me has enseñado. También quiero pedirte perdón por mis errores y mis ofensas, así como por las ocasiones que he desperdiciado, por las oportunidades que he rechazado y por las bendiciones que he despreciado de tu mano. En esta hora, quiero ofrecerte mi sueño como un acto de confianza y de abandono para aprender a descansar en ti y renovarme en tu presencia. Amén.»

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