«Precioso Jesús, tú eres el amigo fiel, el hermano mayor, el maestro bueno. Te amo más que a nada en el mundo y confieso que te necesito más que a nadie. Lléname de tu amor y de tu paz, hazme sentir tu cercanía y tu ternura. Que yo pueda dormir agradecido por todo lo que has hecho por mí, por todo lo que has sufrido, por amor a mí y por todo lo que me has dado. Concédeme que yo pueda soñar contigo, con tu vida santa y ejemplar y despertar contigo, en tu presencia. Amén.»

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