«Jesús, Pastor de mi alma, al final de este día me vuelvo hacia ti con gratitud en mi corazón, reconociendo que tú eres el Buen Pastor que vela por sus ovejas, incluso en la oscuridad de la noche, por eso, te entrego mis preocupaciones, temores y anhelos, sabiendo que Tú cuidas de mí con ternura y compasión. En mi sueño, te pido que me hables a través de tus susurros divinos, que ilumines mi mente con sabiduría y revelación, y que guíes mis pasos por el camino de rectitud. Permíteme descansar en la certeza de tu presencia constante, y que mi sueño sea un lugar de encuentro contigo, donde tu amor y paz fluyan en abundancia. Amén.»

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