«Mi Dios amado, te doy gracias porque en todo has sido fiel y aun en medio de mi dolor o de mi prueba más fuerte, tú has estado conmigo y nunca me has abandonado. Pero, ahora que voy a dormir, entrego ante ti mis problemas y todo lo que turba mi mente, para que en el Nombre de Jesús te encargues de todo ello y me des de tu paz que sobrepasa todo entendimiento. Disipa ahora todo dolor, todo pesar y sustitúyelos y aumenta mi fe y mi confianza en ti, en el nombre de Jesús, amén.»

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