“Alegraos, oh justos, en Jehová; en los íntegros es hermosa la alabanza.” Salmo 33:1.

Este es un Salmo para los que han sido justificados por Dios a través de la obra de Jesucristo. Dicho en otras palabras, para el Señor la única alabanza que es realmente hermosa es la que eleva una persona íntegra.

La palabra hebrea para íntegro es yashar, cuya raíz primaria significa “estar derecho o parejo”. También significa “enderezar, ajustar, conducir, encaminar, tomar el camino derecho, ser recto”. El íntegro es el que sigue el camino de rectitud marcado por Dios en su Palabra.

Una persona íntegra no se toma recreos en el camino de la rectitud ni “flexibiliza” la Palabra de Dios para justificar el pecado.

Una persona íntegra no busca obtener beneficios de maneras que no aprueba Dios. Si Él dijo que aborrece las pesas y medidas falsas, nuestras cuentas deben ser siempre claras.

Una persona íntegra está comprometida con la santidad y su andar diario lo evidencia.

Un íntegro no ha tomado el camino del Señor solo “para ver qué pasa, si funciona”, sino que permanece fiel y comprometido con la verdad a pesar de los desafíos.

Una persona íntegra, aunque no es perfecta ni lo será en esta vida, se ha comprometido a crecer de manera continua en madurez y obediencia al Señor.

Observa de manera práctica el compromiso de David con la integridad: “Tendré cuidado de llevar una vida intachable, ¿cuándo vendrás a ayudarme? Viviré con integridad en mi propio hogar. Me negaré a mirar cualquier cosa vil o vulgar. Detesto a los que actúan de manera deshonesta; no tendré nada que ver con ellos. Rechazaré las ideas perversas y me mantendré alejado de toda clase de mal. No toleraré a los que calumnian a su prójimo; no soportaré la presunción ni el orgullo. Buscaré a personas fieles para que sean mis compañeros; solo a los que sean irreprochables se les permitirá servirme. No permitiré que los engañadores sirvan en mi casa, y los mentirosos no permanecerán en mi presencia.” Salmo 101:2-7 (NTV).

Por favor, lee nuevamente el pasaje bíblico y pon atención a las palabras “vil, vulgar, deshonesto, perversidad, mal, calumnia, orgullo, engañador, mentiroso”. Una persona íntegra ha dejado afuera de su vida todos estos pecados.

Dios conoce nuestras luchas para resistir la tentación y elegir hacer lo recto, por eso envió al Espíritu Santo, para que nos ayude a vivir con integridad. No se trata de esforzarnos más, sino de someternos cada día a Él.

Permite que el Señor siga perfeccionándote y tu alabanza suba a Su presencia como una ofrenda agradable.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
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