“Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia. Cuando estaba en angustia, tú me hiciste ensanchar; ten misericordia de mí, y oye mi oración”. Salmo 4:1.

David se encontraba bajo mucha presión. Le rodeaban personas que no tenían su mismo corazón. Muchos de ellos estaban esperando el momento en que tropezara para criticarlo y juzgarlo. Le tendían ciertas trampas para ver si caería en ellas con el propósito de condenarlo.

Frente a esta situación el salmista recurre a Dios. Él era el único que podía ayudarlo en su “angustia”. Esta palabra en hebreo es tsar que significa “estar estrecho; apretado; bajo la presión de un problema; aflicción, congoja, tribulación”. Cuántas veces nos hemos sentido así…

Una vez más, como lo había hecho en el pasado, Dios hizo “ensanchar” a David. Esta palabra en hebreo es rakjáb que significa “ampliar, aumentar, hacer espacioso”. Dios actúa sobre las presiones de tal modo que podemos respirar aliviados. Nuestro corazón se ensancha y hay más “espacio” en nuestra mente para pensar mejor.

¿Te sientes como David, “apretado”, bajo tribulaciones que no te dejan respirar? ¡Dios te hace ensanchar! Él es el Dios de nuestra justicia. Se hace cargo de lo que nos está angustiando y alivia nuestras presiones. Hay descanso y renovación en su presencia.

David sabía que Dios escuchaba sus oraciones y que le respondería. También a nosotros Dios nos escucha y nos responde cuando lo llamamos. Ve a Él y confía en su intervención.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
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