«Amado Rey de reyes y Señor de señores, te doy gracias porque sé que tienes el control de todo en mi vida. Antes de preocuparme por cualquier circunstancia que me pueda estar ocurriendo, rindo mi vida como una ofrenda a ti, y te pido que hagas lo quieras hacer de mí, porque sé que, en tus manos, es el mejor lugar donde puedo estar. Te pido que ahora que me dispongo a descansar, puedas desplazar todas mis preocupaciones y angustias y lo sustituyas con tu paz sobrenatural. Amén.»

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