“Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien; he puesto en Jehová el Señor mi esperanza, para contar todas tus obras”. Salmo 73:28.

Este salmo fue escrito por Asaf, un levita dedicado a servir a Dios. Después de sentirte perturbado al ver como los malos prosperaban, fue al Señor para tener una respuesta, y en su presencia encontró descanso (v. 17). Al final, hace una declaración de propósito en su vida: El único bien resulta de acercarme a Dios sinceramente.

La palabra “acercar” en hebreo es querabá que significa “abordar”. Esta palabra era muy usada en el ámbito de la navegación. Cuando alguien se acercaba a otro barco con la intención de subir a él, lo abordaba. Es decir, se metía adentro del barco. Entonces, acercarse a Dios es abordarlo, es meterse de lleno, indagar en su corazón, tener una relación íntima y estrecha para conocerlo más.

El salmista había entendido que si seguía navegando por la vida en su propio barco, iba a naufragar en cualquier momento. Necesitaba salirse de su frágil embarcación y abordar el “transatlántico” de Dios. Sólo bajo su capitanía arribaría a un puerto seguro.

Sólo en Dios hay protección y fortaleza constantes en las tormentas de la vida. Cuando todo está oscuro a nuestro alrededor, cuando no vemos la salida, debemos confiar en la protección divina. Aunque las más terribles olas nos golpeen, vamos a resistir y permanecer firmes porque Dios nos guarda.

No debemos tener miedo a las tormentas de la vida, porque si el Señor está al mando, esas serán experiencias que nos ayudarán a crecer, a conocerlo más, y sobre todo serán oportunidades para testificar de su poder y fidelidad. Asaf dijo: “Para contar todas tus obras”.

Quizás hoy estés atravesando momentos difíciles, oscuros, sin respuestas, pero si pones tu confianza en el Señor, Él mandará al “viento y al mar” que se tranquilicen y se hará bonanza en tu vida.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
Libro de devocionales «Tiempos de Refrigerio»
Adquiera el libro en Amazon

compartir por messenger
compartir por Whatsapp