“Todos los días de mi edad esperaré, hasta que venga mi liberación”. Job 14:14b.

¡Cuántas penurias pasó Job! Cuando leemos su libro, pensamos que son demasiadas pruebas juntas para una sola persona. Algunos también llegan a pensar como los amigos de Job: “Y, algo habrá hecho…”. Pero leyendo todo el libro descubrimos que este hombre era justo delante de Dios y todas sus pruebas no eran producto de vivir impíamente. Había una discusión en el cielo, y Satanás finalmente  tuvo que aceptar que Job no dejaría de amar a Dios aunque estuviera a punto de perder la vida.

En medio de las acusaciones de sus amigos, Job nos dejó el versículo que hemos leído al comienzo como una declaración de esperanza. Él esperaría solo en Dios, porque solo de Él podría venir su liberación.

Cuántas lecciones aprendemos de Job, pero fíjate que Santiago, el hermano de Jesús, destaca lo más importante: “He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo.” (Santiago 5:11). Lo que destaca es… ¡la paciencia!

Esperar la salida que Dios hará cuando estamos atravesando dificultades demanda paciencia. Él nunca nos hará perder el tiempo o retrasará una respuesta porque quiere mortificarnos. Durante el tiempo de espera siempre hay propósitos que se están cumpliendo en nuestra vida, y si actuamos en nuestras fuerzas, sin ir al ritmo del Señor, podemos retrasar las respuestas que necesitamos.

Debes estar seguro de que desde el mismo momento que entregaste tu problema a Dios, Él comenzó a trabajar. Ahora debes recurrir a la ayuda sobrenatural del Espíritu Santo para que puedas espera con paciencia y descansar en la seguridad de que Él hace más de lo que le pedimos o entendemos por amor a nosotros.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
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