«Dios y Padre celestial, te doy gracias por tu fidelidad y tu amor reflejado en mi vida con cada pequeño detalle. Te agradezco porque me has sostenido incluso en mis peores momentos y he podido sentir tu respaldo y tu mano poderosa sosteniéndome. En esta hora, me humillo ante tu presencia, creyendo y confiando que tú tienes tu oído presto para escuchar mi voz cuando a ti clamo. Te ruego que, en esta noche, me cubras con tu manto y me protejas en el silencio de la noche, resguarda mis sueños y lléname de tu santa paz, amén.»

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