“Cristo nos rescató de la maldición de la Ley al hacerse maldición por nosotros, pues está escrito: Maldito todo el que es colgado de un madero”. Gálatas 3:13.

¿Crees que el sacrificio de Cristo en la cruz fue completo? Entonces no hay nada que debas hacer para completar la obra salvadora. ¿Crees que la redención de Jesús fue total? Entonces no hay nada que puedas pagarle o devolverle. ¿Crees que su muerte en la cruz fue el sacrificio perfecto? Entonces no hay nada más que decir.

Lamentablemente, hay muchos cristianos que piensan que están bajo maldición porque las cosas no les van bien. Incluso algunos creen que han heredado maldiciones de generaciones pasadas y deben hacer algo por sí mismos para poder ser libres. ¿Cómo es posible que alguien llegue a creer que puede y debe completar el sacrificio de Cristo en la cruz?

La Palabra de Dios es clara al decirnos que Jesús se hizo maldición por nosotros al morir en el madero (Deuteronomio 21:23). Al tomar sobre sí la maldición de la Ley, Jesucristo nos redimió de ella. Colosenses 2:14 dice: “…anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz”.

Por eso, todo aquel que cree en Jesucristo como su Salvador y acepta que Él fue el único substituto perfecto para perdón de sus pecados pasa a ser un hijo de Dios. No existe ninguna posibilidad de vivir bajo maldición si estamos en Cristo.

Observemos juntos este pasaje bíblico: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” (Efesios 1:3). ¡Vivimos bajo la bendición del Padre!

Además, Satanás no puede tocar a un hijo de Dios con ningún tipo de mal. 1 Juan 5:18b lo dice claramente: “Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca”. No solo nos guarda, sino que el Señor nos delegó su autoridad para deshacer toda obra de Satanás: “He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará” (Lucas 10:19).

El diablo es un mentiroso y padre de los mentirosos. No creas a sus engaños. Jesús en la cruz logró tu salvación, perfecta y final. Ahora somos hijos de Dios y por su gracia vivimos eternamente ligados a su bendición.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
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