“Escapa por tu vida; no mires hacia atrás…” Génesis 19:17a.

Dios había sido muy claro con Lot y su familia. Debían escapar dejando atrás la ciudad de Sodoma, caso contrario el juicio podría alcanzarlos. “Y al rayar el alba, los ángeles daban prisa a Lot, diciendo: Levántate, toma tu mujer, y tus dos hijas que se hallan aquí, para que no perezcas en el castigo de la ciudad” (Génesis 19:15).

No había tiempo para pensar en las cosas que iban a dejar. No se trataba de un paseo, sino de un escape. Ni siquiera debían mirar atrás. Pero alguien desobedeció… la esposa de Lot, y se convirtió en una estatua de sal (Gén. 19:26). Qué triste final.

La Palabra de Dios dice que estas cosas se escribieron como enseñanza para nosotros. Al igual que Lot y su familia, somos llamados a dejar atrás lo que nos aleja de Dios. ¿Cómo es posible entonces que de vez en cuando echemos una mirada hacia “Sodoma” añorando volver a lo que nos estaba destruyendo? Creo que cuando ponemos nuestra mirada en el mundo, en vez de ser sal, solo somos estatuas que no hacen ninguna diferencia.

Tú y yo somos llamados a correr con paciencia la carrera que tenemos por delante, poniendo nuestra mirada en Jesús (Hebreos 12:2). No podemos mirar hacia atrás añorando lo que hemos dejado. ¡Dios tiene una vida eterna llena de tesoros incalculables, con bendiciones diarias y la manifestación de su presencia en nuestras vidas! Cuando sabemos hacia donde nos dirigimos, ya no anhelamos volver al lugar de donde salimos.

“Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios” (Lucas 9:52). Mantén tus ojos en Jesús.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
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