“Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.” Marcos 8:38

Vivimos en una generación adúltera y pecadora, indudablemente. El ritmo que sigue este mundo va en contra de los deseos de Dios. Cuando la Iglesia se levanta para presentar lo que Cristo vino a ofrecer a todo ser humano, la mayoría escucha el evangelio del amor y gracia de Dios, pero cuando llegamos a la parte de reconocer el pecado y arrepentirnos, los oídos se cierran y el corazón se endurece. En ese momento se multiplican aún más las burlas y desprecios hacia el verdadero pueblo de Dios.

Es muy difícil tratar de ser un buen cristiano y mantenernos en silencio frente a tanto pecado. Somos llamados a ser la sal y la luz del mundo, y Jesús dijo que es imposible escondernos (Mateo 5:14). En algún momento, el verdadero cristiano debe darse a conocer en su ambiente de trabajo, de estudios, en su círculo de amigos, incluso entre sus vecinos. Pero el diablo hace todo lo posible para que esto no suceda, susurrándonos que si queremos vivir tranquilos y evitarnos problemas, nos callemos. Su invitación en realidad es a negar nuestra fe. ¿Qué hacemos entonces? ¿Cedemos a sus engaños o escogemos la verdad?

Jesús fue contundente sobre esto: si nos avergonzamos de Él, cuidado… Él también se avergonzará de nosotros. Es más, el Señor también dijo: “El que me negare delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios” (Lucas 12:9). No hay entrada al cielo ni al reino eterno para el que se avergüenza y niega a Jesús. No hay excepciones.

Necesitamos el fuego interior que tenían los apóstoles cuando fueron llenos del Espíritu Santo para no dejar de decir la verdad. El amor al Señor era mayor que la aceptación del mundo. No solo estaban dispuestos a perder amigos, familiares, trabajos, posición social, ¡sino hasta sus propias vidas!

Nos espera un reino eterno, maravilloso, viviendo bajo la presencia de Jesús y en comunión con millones que no se avergüenzan de llamarse cristianos. Los burladores terminarán en el lago de fuego y azufre. ¿Vale la pena buscar la aceptación de ellos? Sé fiel al Señor.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
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