“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” 2 Corintios 5:17.

Antes de venir a Cristo traíamos una mochila cargada de pecados, pero al entregarle al Señor ese peso agobiante y confiar en su sacrificio perfecto en la cruz, fuimos perdonados y hechos libres.

Sin embargo, puede ser que a veces vengan a nuestra memoria viejos recuerdos que nos animen a retroceder, malos sentimientos que nos quieran confundir, incluso algunos vestigios de malos deseos que ya habíamos sometido a Dios, y el diablo aprovecha para acusarnos y hacernos pensar que la nueva criatura ya no es tan nueva…

¿Qué hacemos en esos momentos? ¿Seguimos alimentando los viejos recuerdos o escuchamos la voz del Espíritu Santo? Él nos recuerda la Palabra de Dios y la obra que hizo Cristo por nosotros. Nos dice que “somos” nueva criatura, en tiempo presente. Siempre presente. Definitivamente, las “cosas viejas” pasaron para Dios, de tal manera que Él ya no se acuerda de lo que nos arrepentimos y le pedimos perdón.

Jesucristo nos ha dado una vida nueva, pero no significa que está totalmente perfeccionada. Diariamente nos sigue transformando. Colosenses 3:10 dice: “Y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno”. Nos va renovando constantemente.

No permitas que el diablo te haga retroceder con sus mentiras. Eso sí, ocúpate de “estar en Cristo” porque esa es la clave. Que tus pensamientos, tus sentimientos, tus recuerdos, tus motivaciones, tus deseos, siempre estén en Cristo, entonces el Espíritu Santo completará diariamente su obra en ti.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
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