“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” 2 Corintios 5:17.

Tal vez sepamos este versículo de memoria, pero la clave de su cumplimiento está en la aplicación diaria. Léelo nuevamente, pero lento y pausado, poniendo énfasis en cada palabra, y con la certeza de que está escrito para ti. Ahora cambia la palabra “alguno” por tu nombre y léelo en voz alta. Cuéntame qué sentiste…

¡Soy una nueva criatura! Tan nueva como si Dios me acabara de crear, como Adán despertando a la vida. Semejante a un cuaderno sin estrenar, listo para comenzar a escribir una nueva historia.

Pero pasan los años y la nueva criatura parece desgastarse, y terminamos siendo “nuevas criaturas viejas”. Llegamos a pensar que fuimos nuevas criaturas solo el día en que recibimos a Cristo como Salvador. A partir de allí, nuestro “cuaderno” empezó a ensuciarse, aparecieron dobleces en las hojas, rayones… ¿Qué pasó con la nueva criatura?

El versículo no dice “nueva criatura fue”. No. Está en presente. Cada día somos una criatura nueva. Esto es posible por la obra del Espíritu Santo. “Él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia, sino por su misericordia. Nos salvó mediante el lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu Santo” (Tito 3:5). El primer día que nos salvó, nos regeneró, pero su obra no terminó allí. Diariamente el Espíritu Santo renueva nuestro espíritu.

Nadie está exento de pecar, de contristar al Espíritu, de desobedecer su voz, de darle más lugar a la duda que a la fe. Sabemos por la Palabra de Dios que cuando esto sucede, debemos arrepentirnos verdaderamente, pedir perdón a Dios, y decidir no volver a repetir el error. “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”. (Filipenses 3:13-14).

El secreto para vivir renovado está en el comienzo del versículo: “El que está en Cristo”, también en presente. La preposición griega “en” significa “dentro de”. Bien metido en Cristo, identificado con Él en su muerte, sepultura y resurrección. Hemos muerto a nuestra vieja vida y ahora vivimos para agradar al Señor.

Si estás en Cristo, Él guiará tu vida, te recordará su Palabra, tomarás decisiones comprometidas con tu nueva vida. Vive expectante de lo que Cristo hará en ti. ¡Las cosas viejas pasaron, todas son hechas nuevas!

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
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