Recientemente recordé una preciosa canción que lleva por título: “Pero Dios…”. Una de sus estrofas dice: “Sé que tu corazón se está rompiendo, el dolor viene en oleadas. Donde quiera que miras parece que no hay paz. Tu visión ha sido cegada y nada tiene sentido. Intentas no rendirte, pero en cualquier momento podrías aceptar la derrota. Pero Dios… ve los milagros que están más allá de tu vista. Al final no hay otra respuesta que: ‘Pero Dios’”.

Piense por un momento en eso que le preocupa o le hace derramar lágrimas… Ahora déjeme recordarle estas dos palabras: “Pero Dios…”.  Puede ser que usted no vea ninguna salida, pero Dios… tiene la última palabra.

Cuántas veces parecía ser el final de algo, pero Dios… llegó a tiempo. La Biblia está llena de ejemplos. Dios detuvo las aguas en un montón cuando parecía que su pueblo moriría a manos de los egipcios. La harina y el aceite comenzaron a multiplicarse cuando una madre y su hijo ya no tenían esperanzas de sobrevivir. Daniel fue arrojado a los leones, pero Dios cerró la boca de los animales. Cuando un grupo de atemorizados discípulos pensaron que morirían ahogados, el Señor reprendió al viento y a las olas y hubo una gran calma.

Dios sigue siendo el mismo y no se ha olvidado de usted. Esta es su promesa: “Cuando pases por aguas profundas, yo estaré contigo. Cuando pases por ríos de dificultad, no te ahogarás. Cuando pases por el fuego de la opresión, no te quemarás; las llamas no te consumirán. Pues yo soy el Señor, tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador.” Isaías 43:2-3.

Si permanece firme, confiando en Él y rechazando las mentiras del diablo que buscan convencerle de que ya no hay salida para su situación, entonces Dios le mostrará una vez más que nunca llega tarde.

Cortesía Alexandra Giovanini
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