“Te alabaré, oh Jehová, con todo mi corazón; contaré todas tus maravillas. Me alegraré y me regocijaré en ti; cantaré a tu nombre, oh Altísimo”. Salmo 9:1-2.

La palabra hebrea para alabar es yadá que significa “extender la mano, reverenciar, adorar con manos extendidas, aclamar, celebrar, exaltar, glorificar, dar gracias”. El salmista podía expresar su confianza en Dios, su agradecimiento, pero sobre todo su dependencia del Señor. Alababa levantando sus manos en señal de entrega, como un niño pequeño pidiendo a su padre que lo sujete entre sus brazos.

Cuando alabamos a Dios de todo corazón también “contamos sus maravillas”. Cuando tenemos una victoria espiritual no solo debemos alabar y dar gracias al Señor, sino también contarlo a otros. La palabra “contar” en hebreo es safár que significa “registrar, enumerar, anunciar, dar cuenta, declarar, publicar, referir”. También hace alusión a un escribano o secretario que lleva un registro de notas y puede declarar con exactitud cada hecho. Es decir, “yo doy fe” de lo que Dios hace y lo hago público para que todos lo sepan.

Si esa alabanza es genuina también nos alegraremos, regocijaremos y cantaremos al Altísimo. Seguramente tenemos muchos más motivos para celebrar que para entristecernos. (Espero que seas un buen safár y tengas un registro de sus maravillas a tu favor).

Piensa en las últimas tres intervenciones que Dios realizó por ti. ¿Tu corazón sigue vibrando como consecuencia del amor y la misericordia que te manifestó el Señor? Recordar lo que Dios hizo en el pasado nos ayuda a alimentar nuestra fe y afirma nuestra confianza en Aquel que todo lo puede.

Alaba a Dios y verás que las cosas empiezan a verse diferente. Tu espíritu se renovará y experimentarás su dulce presencia. ¡Vamos a alabar al Señor de todo corazón y contar todas sus maravillas!

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
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