“Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido.” Lucas 14:11.

En cierta ocasión, Jesús fue invitado a comer a la casa de un gobernante fariseo y al ver como las personas intentaban ocupar los mejores lugares de la mesa, el Señor aprovechó la situación para enseñar acerca de la humildad con estas palabras: “El que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido”.

La palabra “humillar” viene del latín humiliare (de aquí humus) que significa “hacer que uno se postre, obligar a reconocer su bajeza ante otro, postrarse”. Bajar el orgullo hasta el humus (suelo) para reconocer que otros pueden tener mayor honor. En términos bíblicos, morir a nuestra carne para permitir que el Espíritu controle nuestra vida.

Sin embargo, los mensajes que recibimos diariamente nos invitan a actuar como si todo girara alrededor nuestro, como si todo se tratara de nosotros; incluso, en algunos lugares donde se predica la Palabra de Dios se ha infiltrado la idea de que Dios existe para satisfacer todos nuestros deseos egoístas. Nada más alejado de lo que el Señor nos ha enseñado y demostrado con su propia vida.

En Filipenses 2:5-8 leemos: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”.

El pasaje comienza diciendo que debemos “tener la misma actitud que tuvo Cristo” ¿Cuáles es esa actitud? La humildad. Como hijos de Dios debemos estar dispuestos a mirar más allá de nuestros propios intereses para poder pensar en el bien de los demás.

Mira algunas de las promesas que Dios le hace a aquel que realmente camina en humildad:

“Pero al humilde de espíritu sustenta la honra.” Proverbios 29:23b.

“Dios da gracia a los humildes.” Santiago  4:6b.

“Comerán los humildes, y serán saciados…”. Salmo 22:26ª.

“Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde…”. Salmo138:6.

“Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados”. Isaías 57:15.

Algunos que hoy parecen muy “grandes” desaparecerán en el futuro; otros que reciben reconocimiento en este tiempo, no tendrán recompensas eternas. Pero los que se conducen con humildad, el Señor lo enaltecerá a su tiempo.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
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