“Oh Dios, santo es tu camino; ¿Qué dios es grande como nuestro Dios? Tú eres el Dios que hace maravillas”. Salmo 77:13-14a.

¿Sabemos exactamente en quién estamos depositando nuestra confianza? Si son personas, debemos considerar la posibilidad de que nos fallen, se equivoquen o cambien de parecer. Si son cosas materiales, puede que se pierdan, las roben, o se echen a perder. Si es dinero, ya sabemos que se puede ir tan rápido como llegó. Sin embargo, al confiar en Dios, sabemos que no cambia y que ¡no hay nadie más grande que Él!

El salmista testifica que nuestro Dios es el que hace maravillas. La palabra “maravilla” en hebreo es péle, que significa “milagros, persona admirable, que hace prodigios, que es sorprendente”. ¿Sabías que esta palabra hace referencia directa a Jesucristo? Se encuentra en la profecía de Isaías 9:6: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.” El primer nombre que hace referencia al Salvador es “Admirable”, y en hebreo péle.

Jesús siempre fue admirado por sus palabras, sus acciones, su influencia, su poder. La gente estaba admirada de su doctrina (Mt. 7:28), de su sabiduría (Mr. 6:2). Incluso el apóstol Pablo dice que seguirá siendo admirado por todos nosotros cuando le veamos cara a cara. (2 Tes. 1:10).

Es cierto que cuando atravesamos dificultades nos olvidamos fácilmente del Dios que hace maravillas. Por eso es necesario recordar siempre sus obras. “Acordaos de las maravillas que él ha hecho, de sus prodigios y de los juicios de su boca” (Salmo 105:5). Si Dios ha sido fiel en el pasado, también lo seguirá siendo ahora porque no hay manera de que cambie. Recuerda que “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.” (Hebreos 13:8). ¡Aleluya!

Deposita tu confianza en Él y lo verás obrar en todo aquello que te parece imposible de resolver. “Dios mío, los cielos te alaban por tus grandes hechos; todos los ángeles del cielo hablan de tu fidelidad y solo a ti te honran. Eres un Dios incomparable; ¡eres grande y maravilloso! Señor y Dios del universo, ¡no hay Dios como tú, tan fiel y poderoso!” Salmo 89:6-8.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
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