“Y dijo Faraón a sus siervos: ¿Acaso hallaremos a otro hombre como este, en quien esté el espíritu de Dios?” Génesis 41:38.

Observa bien el versículo. Fíjate que esta declaración no la hacen los levitas, gente hebrea prominente, ni siquiera gente que temiera a Dios. El rey de Egipto, dedicado a todo tipo de idolatría, es quien habla. Alguien que no conocía a Dios se da cuenta que en José había algo sobrenatural. ¡Claro que sí, era el mismo Espíritu de Dios!

Este joven marcaba la diferencia en donde estaba, sea en la casa de Potifar o en la cárcel egipcia. Sus actitudes eran diferentes, sus palabras llenas de gracia, su deseo de ayudar y servir como ninguno. Y todo esto también se manifestó en la corte del Faraón, interpretando un sueño muy extraño.

José, como tantos otros personajes de la Biblia, dejaron huellas porque el Espíritu Santo se movió a través de sus vidas. Entonces, ¿no debería ser igual en nosotros? El mismo Espíritu está dentro de ti. ¡Debería ser imposible pasar desapercibidos en un mundo como el que vivimos!

Para que nosotros podamos hacer una diferencia como la hizo José, necesitamos darle lugar al Espíritu Santo y atrevernos a seguir su dirección. Muchas veces nos podrá parecer una locura lo que nos pida, pero créeme, Él siempre sabe lo que está haciendo.

¿Qué hará hoy el Espíritu Santo a través de ti? ¿Estás dispuesto a hacer lo que te pida, a decir lo que te diga, a moverte en la dirección que te señale, aunque a otros les parezca una locura? En algún momento tienen que darse cuenta: “Tú eres diferente”. Deberían comenzar a preguntarse: ¿Qué tienes? ¿Por qué no haces lo que hacen todos? ¿Por qué siempre eres agradecido? ¿Por qué sienten paz cuando están contigo?

Atrévete a ser diferente. Hoy puede ser un día en donde vean a Dios en acción a través de ti.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
Libro de devocionales «Tiempos de Refrigerio»
Adquiera el libro en Amazon

compartir por messenger
compartir por Whatsapp