«NO DESCUIDES LO QUE DIOS COLOCÓ EN TI»

1 de Timoteo 4: 14 No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio.

Dios, a todos nosotros nos ha dotado de dones y habilidades que nos hacen ser personas únicas. El milagro más grande es la vida que Dios nos ha regalado y así como físicamente somos distintos, también debemos comprender que sobre nosotros nos ha sido depositado un propósito maravilloso.

Ahora, el problema nace cuando comenzamos a descuidar las cualidades especiales que Dios ha dado a nuestras vidas, o cuando nos dejamos atrapar por complejos y creencias limitantes.

Es por eso que el apóstol Pablo hace un énfasis en Timoteo y le pide que “no descuide”, el don que hay en él.

Descuidamos lo que Dios nos ha dado sobre nuestro espíritu, cuando abandonamos o le dejamos de colocar la atención merecida. Es la forma en cómo dejamos de vigilar y cuidar lo que el Señor nos ha entregado.

En este tiempo debes saber los dones que Dios ha puesto en ti, los talentos o habilidades que has desarrollado y que de una u otra forma hemos dejado abandonado, porque nos descuidamos, o simplemente comenzamos a dudar de nosotros mismos.

Aplica siempre la disciplina 

Una persona que descuida el don que Dios le ha dado, es una persona que camina en pereza, que se deja llevar por las cosas vanas de la vida y que pierde el tiempo en cosas pasajeras.

Podemos sacar el mejor brillo a nuestras habilidades cuando comenzamos a ser diligentes y disciplinados en ellas.

Si crees que Dios te ha dado una habilidad, que Dios te ha dado un talento, debes siempre buscar la forma de crecer en él, a través de herramientas que te permitan ser el mejor, o destacar en lo que haces.

Sé diligente en todo lo que haces

Proverbios 13: 4El alma del perezoso desea, y nada alcanza; Mas el alma de los diligentes será prosperada.

Una de las cosas que nos lleva a descuidar las potencialidades en nuestra vida es la pereza. Una maldición que muchas veces nos acompaña, llevándonos a postergar o claudicar en cosas que antes eran nuestros sueños anhelados.

Ser diligente es ser activos y cuidadosos con cada cosa que hacemos. La diligencia que aplicamos en cada tarea encomendada nos ayudará a abrir puertas y tener nuevas conexiones.

Dedica tiempo a lo que haces y que sea un tiempo valioso. Si hoy estás montando un negocio, pues busca profesionalizarte y sé diligente en cada paso que das, para que todo avance de forma rápida y precisa.

Las cosas nunca van a venir por magia, muchas veces requieren de tiempo, de entrega y de pasión. Tal vez Timoteo tenía el don, pero el apóstol Pablo le pedía que lo cuidara para que no se perdiera y no perdiera el enfoque.

Para llegar a la estatura de un futbolista profesional se requiere de mucho entrenamiento y disciplina; pues difícilmente conocerás a un hombre indisciplinado y descuidado en su alimentación, que sea una estrella de fútbol o esté cerca de serlo.

Esto me indica que debemos sembrar y dedicar el tiempo necesario, para luego cosechar lo esperado.

Si quieres que Dios te use, debes cuidar el don que el Señor coloca en ti, y dejar de pensar que el Padre actuará de forma mágica en nuestras vidas. Pues detrás de cada ejemplo de éxito, de logro, o de virtud, hay una historia llena de esfuerzo, trabajo y diligencia, así que dedícate a cuidar lo que Dios ha puesto en ti, para que no termines perdiéndolo.

 

compartir por messenger
compartir por Whatsapp