“Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo tú y tu casa” Hechos 16: 31

Al momento de meditar en qué dirección debemos dirigir a nuestra familia, y en qué forma debemos de tratar con ella, el tomar en cuenta distintos principios bíblicos será muy importante. Por ello, te mostramos cuatro parámetros relevantes para la felicidad en tu familia.

Fomentar una relación con Dios

“Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.” Josué 1: 8

Lastimosamente, la mayoría de las personas desean que todo les salga bien a nivel matrimonial, en su relación con sus hijos, y en lo financiero, pero no buscan desarrollar una relación con Dios. Es decir, parecería como si se hubiera sacado a Dios de los hogares.

Si de verdad queremos tener una familia feliz, es necesario conectarnos con Dios por medio de las herramientas que él nos dejó: La lectura de su palabra, junto con la oración. Por ello, es necesario generar un hábito de oración familiar, creando un momento de oración con nuestro cónyuge y con nuestros hijos. Cabe mencionar que la oración en familia ayuda a desarrollar profundos lazos de amor y respeto, dando lugar a que el gozo y la paz de Dios se establezcan en el hogar.

Respeto mutuo

“Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten” Colosenses 3: 18- 21.

El fomento del respeto es un valor muy importante que se debe buscar en la familia, ya que nos permite reconocer, aceptar, apreciar y valorar las cualidades del prójimo, sus opiniones, sus derechos. También, nos permite reconocer sin burlas ni menosprecio sus defectos o debilidades.

Lastimosamente, muchas familias no pueden vivir en paz ni en armonía porque no hay respeto entre sus miembros. En su lugar, hay actitudes de burla, de menosprecio, palabras hirientes, e invasión de la privacidad.

El respeto es la base de las buenas relaciones, ya que nos permite tratar a las personas de la misma manera como nosotros queremos ser tratados. Si queremos ser tratados con respeto, tenemos que respetar también a los demás.

Crear un ambiente de responsabilidad

“Sé diligente en conocer el estado de tus ovejas, Y mira con cuidado por tus rebaños” PROVERBIOS 27: 23

El tener responsabilidad está relacionado con el cumplimiento de nuestras obligaciones, y de las decisiones que se puedan tomar en nuestras vidas. A pesar de ello, muchas familias viven en problemas debido a las consecuencias de malas decisiones, de actos irresponsables que afectan no a uno, sino a toda la familia.

No ser responsable en las finanzas del hogar traerá en el corto o largo plazo pleitos, amargura y tristeza en nuestras vidas. Adicionalmente, la falta de responsabilidad con el cuidado y supervisión de los hijos puede hacer que ellos tomen decisiones equivocadas, que pueden traerán dolor a sus no solo, a sus propias vidas, sino a la de los padres.

Formar sanas relaciones

“El que anda con sabios, sabio será; Más el que se junta con necios será quebrantado.” PROVERBIOS 13: 20

Toda relación tóxica que nosotros consintamos, va a afectar no solo a nosotros, sino a nuestra familia. Esto traerá como consecuencia que se robe la paz y felicidad de nuestros seres queridos. Por ello, el consejo de este versículo enfatiza la importancia de desarrollar relaciones saludables. 

Es importante resaltar que en una sana relación no hay maltrato físico ni verbal, no hay amenazas ni terror hacia la pareja, y sobre todo no se lastima la autoestima de la pareja. 

Como padres de familia debemos comprender que si queremos que nuestros hijos no se sumerjan en relaciones tóxicas para sus vidas, los primeros en dar el ejemplo son los padres. Esto es debido, a que el mayor ejemplo siempre va a estar en los hechos que como padres se pueda dar y no tanto en las palabras que se puedan ofrecer.

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