Hay un día donde el cansancio físico, mental y emocional nos agobia, nos desespera, nos deja sin esperanza y es allí donde decimos ¡No tengo fuerzas para continuar!

Tal vez sean años peleando con una enfermedad, ciclos financieros que tocan tu puerta, o un matrimonio embestido por la infidelidad. Un padre alcohólico, un hijo en drogas, o una familia dividida y sin esperanza. 

No cabe duda que todos en algún momento queremos “tirar la toalla”, porque aunque tengamos mucha fe, hay días muy grises que nos hacen perder la visión. Si estás pasando por algo similar, entonces esta palabra es para ti.  

Lo primero, nadie puede juzgarte cuando pasas por una circunstancia difícil y quieres dejar de seguir batallando, pues cada corazón vive las circunstancias a su manera y no es fácil continuar con una pelea cuando no se tienen fuerzas. 

Lo segundo, es que debes reconocer que estás viviendo un proceso y que necesitas ayuda, pues muchas veces el proceso difícil que callamos nos termina consumiendo y haciéndonos perder toda esperanza. 

Y lo último, abandonarte en la presencia del Señor, no hay otra manera de renovar nuestras fuerzas y aceptar su voluntad. No eres un inmaduro o débil cuando no quieres continuar, solo estás reconociendo que tu dependencia viene de Dios  y que humanamente las fuerzas se agotan. 

En la biblia, el profeta Elías pasó por algo similar, deprimido, desconsolado, agobiado, triste, se va al desierto y solo exclama ¡Ya basta, SEÑOR! ¡Déjame morir!, (2 de Reyes 19: 4-8), ¿alguien podría dudar del hombre de fe que era Elías solo por estar cansado?, pues yo creo que no. 

Elías se sentía derrotado, así como nos hemos sentido nosotros en muchas oportunidades. Cuando golpeamos y golpeamos, pero nada se rompe. Cuando pasan los años y aún no logras concebir el hijo que tanto anhelas. Cuando oras y oras, pero el matrimonio sigue siendo infeliz, con insultos, golpes y mucho rencor. 

Tal vez esta sea la realidad de muchos, pero no es la verdad de Dios para nuestras vidas. Todos debemos pasar un momento así para reconocer que DIOS es Dios, pero aun así el mismo señor nos promete renovarnos con sus fuerzas. 

La fortaleza viene del Señor 

Cuando Elías se sintió agotado, el Señor le envió un ángel para que lo consolara. Esto quiere decir, que la única forma de poder encontrar fuerzas es en la presencia de Dios. 

No podemos negarnos al poder de Dios en nuestras vidas, y entender que el Padre no solo nos otorga gracia, sino que nos da las fuerzas para continuar, aun cuando nuestra alma desee desmayar. 

Debemos vivir en fe, creyendo que el Señor va a restaurar nuestras vidas, entendiendo que su poder se manifestará, y que seremos renovados por medio de su presencia. 

Salmo 138: 3 El día que clamé me respondiste, me fortaleciste con vigor en mi alma. 

Puede que sientas que la batalla que te ha tocado enfrentar sea muy difícil, puede que creas que no hay ninguna razón para vivir lo que vives, o que tal proceso no tendrá fin, pero en medio de cada batalla Dios promete siempre fortalecernos. 

Cuando clamamos a Dios por liberación, él nos fortalece. Es cuando nos renueva y nos hace vivir a través del espíritu, sin importar lo que estemos viviendo. 

 

compartir por messenger
compartir por Whatsapp