“Pero di la palabra, y mi siervo será sano” Lucas 7:7b.

Imagina a un centurión romano en medio de judíos sometidos. Ellos odiaban a los romanos porque los habían invadido, despreciado, maltratado y esclavizado. De hecho, los israelitas estaban esperando un Mesías que los liberara del yugo opresor.

Pero no todos los romanos eran perversos. Había un líder militar que respetaba al pueblo, se había hecho querer por los judíos y hasta les había construido una sinagoga. Para la gente de Capernaúm, era una persona “digna” de recibir un milagro de Jesús. Y esto es lo que este hombre necesitaba, pero no para él, sino para uno de sus siervos que estaba muy enfermo, a punto de morir.

Cuando Jesús supo esto, se levantó con sus discípulos para ir a la casa de este líder militar, pero por el camino fueron detenidos por unas personas que le dijeron al Señor de parte del centurión: “No te molestes, pues no soy digno de que entres bajo mi techo; por lo que ni aun me tuve por digno de venir a ti; pero di la palabra, y mi siervo será sano” (vs. 6-7).

Jesús quedó maravillado al oír estas palabras. Entonces les respondió: “Os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe”. Un gentil creía más en Jesús que un fariseo. ¡Wow!

El centurión fue el primero en saber que la palabra del Señor era suficiente. No eran necesarios protocolos, ni ritos extraños. Él tenía toda autoridad para sanar dando solo una palabra.

Presta atención a este acontecimiento. Sucedió antes que Pedro le pida a Jesús que le dé la palabra para caminar sobre las aguas. “Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.” (Mateo 14:28). Quizás Pedro haya aprendido por el evento del centurión que si Jesús da una palabra de autoridad, las cosas suceden sobrenaturalmente. Y la respuesta es que Pedro dio pasos sobre el agua por orden del Hijo de Dios.

¿Cuál es tu necesidad? ¿Tienes fe en Jesús? Lo que Él diga, sucede. “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.” (Hebreos 13:8). Sigue haciendo milagros en los que creen y a través de los que creen.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
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