CUANDO LA CENA ESTÁ SERVIDA

🌿Lucas 14:16-24

Cómo se siente usted cuando ha tomado tiempo y planeado algo para compartir, que ha invitado a sus amigos y hermanos, que se ha preparado, que ha hecho arreglos, que ha puesto su casa linda y resulta que nadie llegó, algunos tal vez avisaron, pero algunos otros ni siquiera se tomaron la molestia de hacerlo, simplemente no se presentaron.

Creo que nos llenariamos de tristeza, coraje tal vez, ¿indignación?

O qué tal si alguien hace una fiesta y en especial cuando es de bodas y sobre todo cuando es de alguien muy importante, muchos deseábamos estar ahí, y cuando NO nos invitaban nos sentíamos mal, despreciados, decepcionados

Leemos:

Lucas 14.16-24 Entonces Jesús le dijo: Un hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos. 17 Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya todo está preparado. 18 Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero dijo: He comprado una hacienda, y necesito ir a verla; te ruego que me excuses. 19 Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses. 20 Y otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir. 21 Vuelto el siervo, hizo saber estas cosas a su señor. Entonces enojado el padre de familia, dijo a su siervo: Vé pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos. 22 Y dijo el siervo: Señor, se ha hecho como mandaste, y aún hay lugar. 23 Dijo el señor al siervo: Vé por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa. 24 Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados, gustará mi cena.

Interesante, al parecer en este relato los invitados eran gente privilegiada que sintiendo más importante lo suyo propio decidieron no ir cosa que al dueño de la casa lo puso mal.

Leamos como lo vierte Mateo 22.2-10 El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo; 3 y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas éstos no quisieron venir. 4 Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas. 5 Mas ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios; 6 y otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron. 7 Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad. 8 Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; más los que fueron convidados no eran dignos. 9 Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis. 10 Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados.

Dos ocasiones recibieron la invitación, es más la segunda vez ya les está mandando hasta parte del menú.

Esto que acabamos de leer como parábola de Jesús, no es tan diferente a lo que pasa no solamente entre la humanidad, también en el mundo cristiano por mucho tiempo ya.

La mesa ha sido servida para todo aquel que quiera, la invitación es para todos, pero no todos queremos molestarnos en caminar hacia la fiesta.

Cuando tenemos una invitación nosotros, tenemos que tomarnos el tiempo no solo de ponernos guapo y bellos para asistir a la reunión, no solamente por sentirnos bien, es una manera de mostrar respeto a la persona que nos ha invitado.

Imagínese que usted tiene un gran acontecimiento a celebrar y la gente llega como si se hubiera ido a la playa, o hubiera estado arreglando su jardín, maloliente y sudoroso.

Y por supuesto hay que llegar, por coche, en camión o caminando pero eso requiere un esfuerzo, y si definitivamente no queremos hacerlo nos quedaremos en casa y le pondremos algún pretexto XX Para justificarnos, por lo general tenemos disculpas que utilizamos con mucha frecuencia:

Estamos muy ocupados, el trabajo, las cosas, los hijos, el dolor de cabeza crucial, la enfermedad inesperada, etc. Etc. Mateo 22:5 “Mas ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios;”

Y cuando sentamos hablando de la invitación de Dios, entonces nuestro pretexto es

Estamos enojados porque a través de su palabra nos dijo unas cuantas verdades y eso me saca de mi confort, de mi estilo de vida.

Estas cosas son algunas solamente que nos impiden llegar al convivio de Dios.

Nos ofrece lo mejor y nosotros lo avergonzamos, y esto nos convierte en personas no dignas de tanto amor y misericordia. Mateo 22:8 “Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; más los que fueron convidados no eran dignos.”

Que tremendo que Dios nos pueda considerar INDIGNOS de estar en su casa, por que ponemos cosas antes que Él y son muchas las veces que el queda hasta el final.

Cuantas veces cuando nos pasan cosas tenemos una frase que a mí en lo particular me molesta un poco, ´´aunque sea oremos´´, o lo único que me queda es orar, y lo dejamos como último recurso, cuando debería de ser nuestra carta de presentación para cuando estamos ante la presencia de Dios.

Él nos promete:

Mateo 11.28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar

A veces eso es lo que nos pasa, que nos sentimos cansado, agobiados y preferimos quedarnos a (descansar), cuando deberíamos de hacer lo contrario, correr a Dios y pedirle que nos fortalezca que nos llene de energía y gozo.

Pero muchas veces decidimos perdernos el banquete del Señor.

Y tenemos una fiesta todavía pendiente, una que es definitiva, Apocalipsis 19.9 Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios.

**Caminar al banquete del Señor no siempre es cosa fácil, nos tocaran malos tiempos, amenaza de tormentas, hoyos en el camino, precipicios tal vez, piedras que esquivar.

No olvide que el camino a Dios no está precisamente pavimentado ni espacioso, o olvide que es estrecho, pero si le digo algo está bien alumbrado y con muchos señalamientos.

Nos dice Jesús que Él es la luz del mundo Juan 8.12 Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.

Y leamos Salmo 119.105 Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.

Fíjese bien, que si la mesa está dispuesta para nosotros, y el camino para llegar está bien alumbrado, ¿para que quedarnos, para que perdernos la gran fiesta del Señor?

No queremos que pase lo que dice Mateo 22. 8-10 Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; más los que fueron convidados no eran dignos. 9 Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis. 10 Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados.

Ahora un detalle interesante y sigamos leyendo en Mateo 22. 11-14 Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda. 12 Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Más él enmudeció. 13 Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. 14 Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.

En la antigüedad los dueños de la fiesta no solo invitaban a la gente, ellos les proveían del atuendo que tenían que usar. Por eso el invitado no tuvo excusa, y lo único que hizo fue quedarse callado. V 12 “Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas él enmudeció.” Muchos prefirieron no ir, este aparentemente hizo algo más… al menos fue, pero la cuestión no es solo estar adentro. La cuestión es estar acorde a la invitación. Dios aborrece a los tibios.

El vestirse con traje de boda significa que Jesucristo exige un cambio en nosotros, que dejemos nuestra manera vana de vivir, si le estamos ya sirviendo que lo hagamos de manera diligente y no a medias.

Cuando nosotros aceptamos a Cristo como nuestro Señor y Salvador le estamos aceptando la invitación. Pero no es para que le sigamos a nuestra manera, sino a la manera de EL

La invitación ya está, la CENA ESTÁ SERVIDA, y le preguntó

Usted ha asistido y ¿está listo para el siguiente banquete?

Usted ha aceptado ya una invitación aceptando a Cristo como su señor y Salvador, ahora viene la próxima invitación, LLEGAR A LAS BODAS DEL CORDERO.🌿

Cortesía Iglesia Latinoamericana

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