Un aguijón en el cuerpo

ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley.” ‭‭1 Corintios‬ ‭15:56‬ (‭RVR1960‬‬)

El pecado es un aguijón que está dentro del ser humano, está haciendo su efecto, está produciendo un veneno que terminará con ese cuerpo, ese aguijón está de manera permanente en el cuerpo y de manera que es imposible sacarlo y cada vez que esté aguijón o pecado es humanamente tratado de remover encontramos qué hay un poder que confiere la ley a este aguijón.

La ley determina que este aguijón es imposible sacar, la ley aumenta ese poder del pecado en el area corporal, de manera que todo lo que hagamos humanamente será imposible sacar el aguijón o pecado del cuerpo ya afectado o mejor dicho corrompido a causa del efecto de este mal.

De manera que al tratar de encontrar una parte del cuerpo limpia vemos que ya todo está contaminado, y la ley le da poder a ese aguijón o pecado que está incrustado hasta lo más profundo.

Entonces siendo que este aguijón del pecado está tan incrustado ¿como seria la forma de sacarlo?

Aquí está el secreto: el que ha venido a Cristo comienza a reparar o reconocer que en su vida hay un tóxico o aguijón o pecado que lo hace enfermo y cada vez que intenta retirarlo aún se incrusta más, pero ocurre aquí en estos que ya se dieron cuenta que la Gracia de Dios es la única que puede solucionar este problema de toxicidad del aguijón o pecado y que esa ley que le da poder al aguijón y que lo hace permanente e incurable de forma humana.

Debemos dar gracias a Dios que Jesucristo nos hace aptos, nos libera de ese poder pero que será visible realmente al dejar este cuerpo corruptible.

¿Por qué entonces las personas juzgan a otras?

Si, juzgan porque se valen de la letra de la ley y cuando se la aplican a otras personas y no a ellos mismos entonces se sienten como seres celestiales que tienen ellos ese poder juzgatorio y se engañan a sí mismos pues ese mismo mal está en ellos también y lo que juzgan de otros, ellos lo llevan en su corazón también pero no lo exponen y solo Dios puede ver dentro de ellos y eso hace que sigan siendo jueces equivocados.

Es como un juez, que tiene la investidura para juzgar a otros al momento de una sentencia y ese juez debe ser apegado a la ley y se da cuenta que muchas veces el estar apegado a la ley eso le generará conflicto al momento de juzgar a alguien que es amigo suyo o familiar.

Sin embargo ocurre algo dentro de él mismo que no quisiera que esa persona sufra esas consecuencias pero la ley le exige lo que ya está escrito.

Pablo luchaba con este problema y trata de explicar en Romanos 7 qué hay un problema dentro del ser humano y no es posible curar el cuerpo, pero hay una salida a través del espíritu con la ayuda de Jesús con El Espíritu Santo.

Jesús murió por nuestros pecados, haciéndose a sí mismo pecador al llevar todas las culpas de todos los que en verdad le creen que él ya pagó la deuda de la carne, la cual no podía liberar al humano sin que hubiera un sacrificio, una carne por otra.

Entonces una carne sin pecado (incorruptible) hizo el pago de una carne pecadora corrupta que no tenia solución por llevar dentro el aguijón de la muerte y el poder del pecado cuando la ley lo remarcó.

Pablo dijo que daba gracias a Jesús por ser el único que podía liberarlo a él y a la raza humana y es esa Gracia salvadora.

De manera que todos estamos en un valle de leprosos y mientras estamos en ese valle y nos juzgamos unos a otros estamos siendo faltos de entendimiento.

Y cuando un leproso sale Del Valle a través del su fe en el que ya pago todo entonces al estar fuera de ese valle, es incapaz de juzgar el mal de los que están en ese valle y lo que hace es ir a rescatar a otros y decirles qué hay una salida para poder ser libres y la única salida es creer en el que ya pagó la deuda, ese es Jesus.

Pero resultará que muchos no van a creer en ese mensaje solo porque verán a esa persona siempre con su misma carne pero su mente ya no es la misma, ahora es servidor de Jesús y no del pecado y se liberó de los prejuicios y ese juzgar a otros, dándose cuenta que los que juzgan aún necesitan ser salvados y restaurados.

Dr. Mauricio Loredo

Miembro de la Iglesia de Dios Comunidad de Gracia Siguatepeque – Honduras

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