Todos veían un anciano en la silla de ruedas, mal vestido, con olores fétidos y sin aseo personal. El estaba prácticamente inmóvil en el garaje de su casa, había un niño que siempre cada día iba a ayudarle para que lo dejara en ese garaje y que las personas pudiesen ayudarle, todos pasaban indiferentes y algunos se tapaban la nariz al pasar por allí cada día. Una jovencita estudiante de enfermería que iba en su automóvil se estacionó cerca de esa casa para revisar la llanta y vio aquel cuadro, se acercó al portón abierto y le saludo al anciano, el le contesto muy lúcido, y ella le dijo si podía serle útil en algo, el anciano le dijo cuánto me gustaría que me pudiera ayudar. Ella pasó inmediatamente y le preguntó si podía darle un baño y si tenía ropa adentro, el señor le contestó: claro tengo todo para mi uso personal pero no tengo quien me ayude, sólo un niño que me saca en mi silla, la joven estudiante de último año hizo su mejor trabajo y le dio un baño, pudo observar una úlcera en la región sacra o la colita que le llaman que tenía una nata verde y una costra negra y piel acartonada, ella le dijo que eso estaba infectado y que necesitaba los cuidados en un hospital . El anciano le dijo, si usted me lleva claro que puedo ir, tengo los recursos pero nadie quien me lleve, ella pidió ayuda y al siguiente día lo llevo al centro en esa especialidad, fue atendido, ella prácticamente lo veía como su abuelo, y el anciano empezó a lucir más elegante a la vista de todos, había una luz o brillantez en sus ojos. Los médicos pudieron realizar una limpieza de su úlcera infectada y después le colocaron un injerto al paso de las semanas. La joven lo visitaba cada día. Un día le hizo la pregunta; ¿Disculpe señor tiene usted familia? Sí señorita tengo 2 hijos. Mi esposa falleció hace 3 años de un infarto del corazón masivo, mis hijos fueron educados en la mejor escuela y universidad, les di su herencia antes de yo morir, ahora ellos viven en el extranjero y mandan dinero solamente para cubrir mis gastos. Nunca me han vuelto a visitar. Eso es lo más doloroso, pero creo que es una deuda que yo tenía pues yo fui muy grosero con mis padres, estuve en pandillas y golpeaba a mis padres. Mi madre murió por depresión y mi padre se suicidó al ver el tipo de hombre en que me convertí.

Ahora esto es una deuda que me quedaba. Usted es un ángel del cielo que ha venido a enseñarme muchas cosas que jamás había podido experimentar. La joven le preguntó si tenía conocimiento de Dios. El dijo algo superficial. Ella le compartió 1 sólo versículo que decía: Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en el crea no se pierda mas tenga vida eterna. Y se lo explico con tanta naturalidad. Él le contestó: señorita Enfermera yo estoy viendo a Jesús en usted, no puedo negarme a su existencia, creo que este es mi último vagón. Nunca quise y lo rechace siempre pero ahora lo veo cara a cara con su amor genuino que me ha mostrado al transformar mi vida física y ahora quiero ser transformado espiritualmente.

Aquel anciano en ese momento le dictó una carta a sus hijos pidiendo perdón por todo lo malo que fue con ellos, su esposa y aún sus padres y les dijo que al final de su camino había encontrado la verdad y el amor de Jesús en su vida. Que por favor lo perdonaran y quería ver sus rostros por última vez y que ellos cortaran esa maldición que él carga por años.

Los 2 hijos vinieron con sus familias y se reunieron en el hospital, le dieron las gracias a la enfermera estudiante que había hecho todo eso y ahora estaban ellos mismos aprendiendo la lección de sus vidas. El anciano pudo ver sus nietos grandes y les dijo: ahora estoy listo e irme en paz a la hora que sea. Sus hijos y nietos lloraron al escuchar esa frase y entendieron lo que significaba la esencia de la existencia: la vida misma, la familia. El amor verdadero y el poder transformador de Dios.

2 meses más tarde el anciano falleció en su casa y dejó una escritura con su abogado. Que decía: A la enfermera y al niño que estuvieron pendientes de mi dejo lo que me queda. Mi casa y mis propiedades las cuales aún eran muchas, su abogado dejó todo en claro. La nota final decía; Ahora yo tengo una herencia mejor que me han dado allá en los cielos. Gracias por darme esa nueva herencia señorita Enfermera.

El amor desinteresado es el amor verdadero. Sólo tiene un interés o propósito: el bien del otro. Lo mínimo que causa este amor desinteresado es un contagio de amor y gratitud en la otra persona.

Dr. Mauricio Loredo

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