Aquella entrada se veía casi a lo lejos, y un desierto separaba dicha distancia, mientras Guillermo caminaba agotado, y cansado, un niño se le acercó con agua y le dijo: ya le falta poco para llegar a ese lugar pero espero que lo piense bien si piensa quedarse allí.

De pronto que hubo tomado agua, aquel niño desapareció en la distancia.

Tuvo más fuerzas para llegar a ese lugar y al estar frente a la entrada, una puerta de hierro llena de musgo empezó a chirriar al ser abierta, un sonido delatador, Guillermo al fin había logrado su soñado objetivo, llegar a esa famosa puerta que por lo que había escuchado, era la entrada a un mundo mejor, y mientras miraba hacia adentro se encendieron automáticamente un par de luces amarillas en la entrada y se dejaba ver un rótulo lleno de telarañas y polvo que decía: «tienes un tiempo para estar aquí dentro, y no te maravilles, pues todo lo que ves aquí es espejismo, la realidad la acabas de dejar detrás de ti».

El leyó con desdén aquel viejo letrero y empezó a caminar, y aquella puerta se cerró de nuevo atrás de él y empezó a ver muchas joyas y todo aquel pasadizo era como nuevo, ni un indicio de polvo, y cada paso que daba era aún más maravillado de tantos adornos de metales, madera tallada, diamantes y oro, algunos estaban incrustados en la pared y empezó a llenar sus bolsas, sus ojos estaban desorbitados, mientras veía todo aquello a su alrededor y mientras más se internaba en aquel largo pasadizo era más fluir de vanidad y riqueza.

Mientras en su casa que atrás había dejado, que esposa estaba en la cocina de aquella desvencijada casa, cuidando tres pequeños niños y con arroz y frijoles en su alacena y miraban un foto en la que aparecía Guillermo, quien había prometido regresar para poder darles lo que les faltaba aparentemente, por la falta de fuentes de trabajo y decidió ir en busca de ese lugar que muchos hablaban, unos con exageración, otros más sensatos decían: bueno, de allí se viene con algo o en la bolsa o en el cuerpo, pero no se viene sin nada nunca, otros se quedan allá.

Guillermo, pudo observar en aquel precioso lugar un cráneo con un agujero en la parte frontal, y en eso empezó a ver más al fondo calaveras y osamentas completas que estaban aún con su ropa puesta, y con relojes de marca en su muñeca y cadenas de oro, eso empezó a llamarle la atención y de pronto vio una osamenta de un joven y la ropa que lucía dicha osamenta era exactamente igual a la del niño que había visto mientras estaba agotado y le dio agua y le dijo aquellas palabras: «ya le falta poco para llegar a ese lugar, pero espero que lo piense bien si piensa quedarse allí».

Luego pensó en aquel rótulo de nuevo que decía: «tienes un tiempo para estar aquí dentro, y no te maravilles, pues todo lo que ves aquí es espejismo, la realidad la acabas de dejar detrás de ti».

Al meditar un poco en aquel cuadro y lo que había leído decidió seguir aún adelante y dijo en voz alta: Mi familia allá come arroz y frijoles, yo con esto que me lleve jamás volverán a comer solo eso, seré rico, intensamente rico, al terminar de decir esas palabras hubo un temblor dentro de aquel gran túnel y una roca atrás de el cerro el paso hacia atrás y parecía que toda la cueva se venía encima y corrió hacia adelante y pudo ver un gran río de color café oscuro, con algunos remolinos y vio muchas personas del otro lado que se divertían con latas de cerveza y lo vieron a la distancia y le silbaron y le hicieron señales que viniera a ellos.

Al llegar donde ese gran grupo de personas le dijeron: oiga compadre, usted es valiente, igual que nosotros, ya pasó la parte más crítica, ahora disfrutemos, olvidemos las penas y el dolor.

Y Guillermo tomó una lata de aquella bebida y comenzó a beber, y mientras bebía preguntó: ¿saben qué ha pasado con nuestras familias allá atrás?

Uno de ellos le contestó: – ¿familia? Esa palabra aquí no existe, vive el momento, cada quien aquí la pasamos bien, mira aquí no hay problemas, tenemos oro, joyas, ¿qué más queremos? Aquí hay de todo, mujeres y bebidas. Olvida todo lo que está detrás de ti y empieza a vivir esta nueva vida.

Guillermo, tomó el consejo y siguió tomando aquellas embriagantes bebidas que quitan la verdadera conciencia de la realidad a los hombres de poco entender, que no saben lo que les deparará en su cuerpo inicialmente, pero se darán cuenta que todo aquello que estaban teniendo en deleites les iba a ser demandado de arriba.

Esta analogía de la vida, nos dice que muchas veces dejamos la verdadera riqueza por las falsas riquezas, donde somos víctimas de engaños, donde pensamos que con llenar las bolsas es lo más importante y dejamos a los nuestros que en verdad son nuestros a la intemperie creciendo sin valores, sin compañía para afrontar la verdadera realidad que queda por vivir.

Piensa bien qué es lo que más te importa.

Sea lo que sea tu deseo, más adelante sabrás la respuesta a tu inclinación de tu corazón.

«Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre«. (1 Juan 2:17).

Cortesía Dr. Mauricio Loredo

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