“Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; enséñame tus sendas. Encamíname en tu verdad, y enséñame, porque tú eres el Dios de mi salvación; en ti he esperado todo el día.” Salmo 25:4-5.

Lo mejor que podemos hacer un lunes temprano es pedir dirección y sabiduría para las decisiones que debemos tomar en la semana. En otras palabras, predisponernos para hacer la voluntad de Dios. David era muy consciente de esta necesidad, por eso en su petición expresa su deseo de conocer Sus caminos.

No solo es pedir que nos “muestre” el camino, sino que nos “enseñe” a recorrerlo. Seguramente habrá muchas “señales de tránsito” a tener en cuenta. En los caminos de Dios a veces hay que desacelerar, hacer un stop, tomar curvas pronunciadas, no excederse de ciertos límites de velocidad… Vivimos en un mundo cambiante, peligroso, incierto, y necesitamos prestar mucha atención a los avisos de Dios antes de tomar decisiones.

Dios nunca nos abandona, siempre nos acompaña en cada tramo del camino. Además, nos añadió un “GPS” en el corazón, al Espíritu Santo que nos habla continuamente para guiarnos en la dirección correcta.

Buscar dirección divina no acaba con nuestra oración matutina. El salmista lo expresa claramente: “En ti he esperado todo el día”. Es una conexión ininterrumpida con Dios, con oídos atentos a escuchar lo que tenga que decirnos en cualquier momento.

En nuestra “oración sin cesar”, mientras nos ocupamos de miles de cosas, debemos mantener nuestros canales espirituales abiertos a su guía y enseñanza. Dios nos puede hablar de muchas maneras, incluso a través de la persona menos pensada.

Empieza tu semana conectado con el Señor. Él te guiará por sus sendas, y además te enseñará la manera de conducirte diariamente. Que puedas decir como David: “Enséñame tus caminos, oh Dios, para que viva de acuerdo con tu verdad.” (Salmo 86:11).

Cortesía Pastor Pablo Giovanini Iglesia Cristiana Renacer Lynn

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