“Y le dijo: Tráeme una becerra de tres años, y una cabra de tres años, y un carnero de tres años, una tórtola también, y un palomino. Y descendían aves de rapiña sobre los cuerpos muertos, y Abram las ahuyentaba.” Génesis 15:9,11.

Nunca podré olvidar a la gaviota que me sorprendió increíblemente. Me encontraba en un parque cercano al mar haciendo una barbacoa, (asado, parrillada). Vi que había algunas gaviotas revoloteando por ahí, pero no me percaté de una en particular que había puesto su mirada en una pata de pollo que se estaba asando. Cuando me descuidé tan solo un segundo, voló en picada, tomó su presa y nunca logré que me devolviera lo que me pertenecía. Era la primera vez que una gaviota me robaba descaradamente…

Abraham estuvo en una situación parecida. Dios le estaba haciendo importantes promesas: un hijo con Sara, una gran descendencia y toda la tierra de Canaán, y para confirmar ese pacto le pide que prepare un altar y ponga sobre él una becerra, una cabra, un carnero, una tórtola y un palomino. Abraham preparó todo con cuidado y entonces empezaron a aparecer aves de rapiña (estoy seguro que eran más peligrosas que unas gaviotas hambrientas). Sabiendo lo que podía pasar comenzó a espantarlas para que no le robaran los animales que servirían para corroborar el pacto y las promesas divinas.

Después del sacrificio perfecto de Cristo en la cruz cesaron los sacrificios. Tampoco se necesitan más pactos. Dios ya ha establecido un Nuevo Pacto definitivo y perfecto que incluye todas bendiciones que determinó para sus hijos. Ahora nuestra vida entera es un altar de adoración.

Pero tenemos que saber que hay un enemigo que quiere impedir la adoración que debemos darle a Dios. Satanás vino para robarnos sin que nos demos cuenta. Puede ser que empecemos nuestro día con fe, con gozo, confiados en el cuidado de Dios, pero en algún momento se produce el robo… y en vez de adorar terminamos quejándonos, malhumorados, solos e inseguros.

Satanás usará circunstancias y personas para tratar de robarnos en el momento que menos lo imaginemos, por eso debemos estar alertas y cuidar nuestro altar. Aleja de tu vida todo lo que te impida alabar al Señor como Él se lo merece, y disfruta de la libertad de poder entrar a su presencia para adorarle.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini Iglesia Cristiana Renacer Lynn

compartir por messenger
compartir por Whatsapp