“Pero en una casa grande, no solamente hay utensilios de oro y de plata, sino también de madera y de barro; y unos son para usos honrosos, y otros para usos viles. Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra.” 2 Timoteo 2:20-21.

Recientemente, la agencia de noticias Reuters informó que catorce personas murieron en la India por mala praxis. Los informes preliminares muestran que las medicinas que se prescribieron no eran las adecuadas y que el instrumental utilizado por el cirujano estaba en mal estado.

¡Increíble! El cirujano más calificado, con amplios conocimientos y una gran experiencia, puede matar a una persona si usa un bisturí sin esterilizar.

De igual manera sucede con nosotros. El apóstol Pablo dice que somos instrumentos que pueden ser para usos honrosos, pero la condición es estar limpios o podemos causar mucho daño.

Si usted lee el contexto de este pasaje, va a descubrir de qué cosas debemos estar limpios. Pablo dice: “No contiendan sobre palabras” (v. 14), “evita profanas y vanas palabrerías” (V. 16), “su palabra carcomerá como gangrena” (v. 17). Debemos despojar de nuestro vocabulario las palabras que no edifican, que son vanas, que están cargadas de veneno, que dañan al prójimo en vez de edificar.

Podemos ayudar a otros con buenas acciones, pero si sale de nuestra boca algún chisme vamos a causar más daño que la ayuda que estemos brindando. Podemos orar por otros, pero si nos expresamos con palabras hirientes e inapropiadas, dañamos el corazón. Santiago lo dice claramente: “Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana” (1:26).

Dios quiere usarnos, pero requiere que ¡nuestras lenguas estén esterilizadas! El Espíritu Santo perfeccionará diariamente nuestra manera de hablar, pero debemos darle lugar.

Que puedas decir como David: “Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh Jehová, roca mía, y redentor mío.” Salmo 19:14.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini Iglesia Cristiana Renacer Lynn

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