“Oye, te ruego, y hablaré; te preguntaré, y tú me enseñarás. De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven.” Job 42:4-5.

Si supiera que un tornado destruyó la casa de alguien, que todos sus hijos murieron, que su empresa fue a la quiebra, y que contrajo una enfermedad espantosa, todo en un mismo día, ¿qué pensaría? Hummm… tantas cosas juntas… es para pensar ¿no?… Bueno, esto fue lo que le pasó al justo Job. Cuando sus amigos llegaron a visitarle, no podían creer la condición en la que se encontraba.

Si usted lee todo el libro de Job, verá que no tiene quién defienda su causa. Una y otra vez dice que es inocente pero nadie le cree. El tiempo pasa y nada cambia. El cielo sigue cerrado a sus súplicas. Lo que Job no sabía era que su vida estaba en el centro de una disputa espiritual. “Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde? ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra. Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia.” Job 1:8-11.

Si seguimos leyendo la historia de Job, sabemos que el diablo fue avergonzado una vez más porque a pesar del sufrimiento que atravesó “no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno.” Job 1:22.

Las pérdidas, el dolor, las preguntas sin respuestas, la incomprensión de sus seres queridos, el juicio de sus amigos, todo esto llevó a Job más cerca de Dios y descubrió, dicho en sus propias palabras, que: “De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven.” Job 42:5. El encuentro de Job con Dios en su momento de prueba le permitió tener una nueva y más profunda revelación de Su persona que cambió para siempre su vida.

No estoy seguro de que alguien vaya a pasar por todas las penurias que sufrió este varón de Dios, pero en nuestras pruebas debemos recordar que el Señor tiene diversos propósitos que espera cumplir en nuestras vidas a través de los momentos difíciles que experimentamos. Y siempre, no importa si podemos sentir o no Su presencia, estará a nuestro lado.

“Aun cuando pase por el valle más oscuro, no temeré, porque tú estás a mi lado… Ciertamente tu bondad y tu amor inagotable me seguirán todos los días de mi vida…” Salmo 23:4,6 (NTV).

Cortesía Pastor Pablo Giovanini Iglesia Cristiana Renacer Lynn

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