“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.” Romanos 5:8,10.

Creo que muchos, influenciados por tradiciones religiosas, han llegado a creer que deben ganarse el amor de Dios. ¿Sera posible que nuestras tremendas oraciones, abundantes ofrendas, servicio sacrificial y nuestra benevolencia al prójimo mueva a Dios a amarnos más?  La verdad es que no, nada pueda cambiar el amor que el Señor siente por sus hijos.

No podemos pensar que Dios nos amará más si le amamos más intensamente. De hecho, Su Palabra dice que: “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.” (1 Juan 4:19). Concluimos entonces que nada puede apagar su amor, ni nada puede encenderlo más, porque no hay una medida mayor de amor que la suya.

Tampoco debemos pensar que Dios nos ama menos cuando nos equivocamos o fallamos. Si cuando fuimos sus enemigos nos amó, ¡cómo no nos va amar ahora que somos sus hijos! ¡Aleluya!

¡Qué increíble que el Creador del universo nos ame de esta manera! Ninguno de nosotros merece ser amado por Él, pero su amor no depende de nuestros méritos. Su muerte en la cruz es el mejor recordatorio de esto.

Necesitamos conocer más profundamente a Dios para darnos cuenta cuánto nos ama. Su amor es cautivante, atrapante, envolvente. Quedas asombrado, maravillado cuando empiezas a experimentarlo. Su amor es inmenso. “Y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.” (Efesios 3:19).

¿Conoces y experimentas la seguridad y la dulzura del amor del Señor? Considera las maneras como Él te expresa su amor cada día y recuerda que te prometió que nada, ni nadie te apartará de ese amor. “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.” (Romanos 8:38-39).

Cortesía Pastor Pablo Giovanini Iglesia Cristiana Renacer Lynn

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