“Pero Daniel se propuso no contaminarse con la comida y el vino del rey, así que le pidió al jefe de oficiales que no lo obligara a contaminarse.” Daniel 1:8.

No es fácil ser inmigrante, mucho menos cuando te llevan a otro país por la fuerza, y peor aún si vas como esclavo. Daniel, un adolescente de unos quince años, era parte del grupo que fue llevado cautivo a Babilonia como había sido profetizado. Cuando llega a su nueva ciudad de residencia, el rey detecta en él capacidades especiales y lo deja en su corte junto a Sadrac, Mesac y Abed-nego.

Enseguida les asignó raciones diarias de la comida y vino que se servían en su mesa, pero Daniel supo que todo estaba dedicado diariamente a los dioses babilónicos por lo que tomó la decisión de no consumirlas. Este muchacho había hallado gracia ante el jefe de los oficiales de la corte del rey quien aceptó la propuesta de alimentarlos solo con legumbres y agua por diez días y luego comprobar su condición física. Daniel y sus amigos decidieron a su corta edad ser fieles a lo que habían aprendido desde niños. Jehová era su Dios y no se contaminarían siguiendo costumbres paganas. ¡Qué adolescentes más impactantes!

Después del tiempo señalado el resultado estaba a la vista. “Y al cabo de los diez días pareció el rostro de ellos mejor y más robusto que el de los otros muchachos que comían de la porción de la comida del rey” (v. 15). Dios respaldó la fidelidad y determinación de Daniel y sus amigos, y les probó que nunca serán avergonzados los que ponen su confianza en Él. Es más, “a estos cuatro muchachos Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias; y Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños” (v. 17).

El tiempo siguió pasando y “en todo asunto de sabiduría e inteligencia que el rey les consultó, los halló diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino” (v. 20). ¡Aleluya!

Dios quiere que tú y yo seamos luz en el lugar donde nos ha puesto. Somos llamados a vivir la verdad de Dios sin comprometerla. Haz como Daniel y sus amigos, marca una diferencia a través de tus palabras y conducta en el lugar donde Dios te ha puesto.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini Iglesia Cristiana Renacer Lynn

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