Alaben la misericordia de Jehová, y sus maravillas para con los hijos de los hombres. Porque sacia al alma menesterosa, y llena de bien al alma hambrienta.” Salmo 107:8-9.

Una persona menesterosa es alguien que “no tiene lo necesario para vivir”, “extremadamente necesitado”. Cuando en la Biblia se menciona al alma menesterosa, pobre o hambrienta, se refiere a la persona que reconoce su necesidad espiritual y se acerca a Dios para pedir alimento para su espíritu. Al que pide, se le dará. “Porque él librará al menesteroso que clamare” (Salmo 72:12a).

Cuando tenemos un alma hambrienta de Dios ordenamos nuestras prioridades en función de satisfacer primero nuestra necesidad espiritual y luego viene todo lo demás. Pasar tiempo con Dios en oración, alabanza, agradecimiento y adoración es básico para nuestro espíritu. Podemos ayunar de muchas cosas, pero nunca de tener comunión con Dios y conocerle a través de Su Palabra. El Señor siempre responde a los que le buscan con humildad. “Porque Jehová oye a los menesterosos” (Salmo 69:33).

Cuando un alma menesterosa no busca alimentarse espiritualmente empieza a sufrir “bulimia y anorexia espiritual”. Cree que está bien, pero es evidente su deterioro espiritual. Así como oramos pidiendo el pan nuestro de cada día, también debemos buscar el pan espiritual que es Jesucristo. Él es quien realmente llena nuestra alma, pero para que esto suceda debemos sentarnos a la mesa y disfrutar del banquete que el Señor prepara cada día para nosotros.

Hoy el Señor Jesús quiere saciar tu alma. Él sabe cómo satisfacer al cansado, al atribulado, al triste y oprimido, al que ya no tiene esperanzas. Él es el Pan de Vida que satisface el alma hambrienta y todos los que se alimenten de Él vivirán saciados.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini Iglesia Cristiana Renacer Lynn

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