“Y cuando las plantas de los pies de los sacerdotes que llevan el arca de Jehová, Señor de toda la tierra, se asienten en las aguas del Jordán, las aguas del Jordán se dividirán; porque las aguas que vienen de arriba se detendrán en un montón.” Josué 3:13.

Para conquistar la tierra prometida primero había que cruzar un río muy real que incluso desbordaba en esa época del año (v. 15). Imagínese un pueblo de casi tres millones de personas pasando por allí. La travesía parecía imposible.

Dios les dijo que abriría las aguas y pasarían en seco, pero el milagro sucedería cuando las plantas de los pies de los sacerdotes pisaran el agua.

¿Por qué no abrir el río antes de pisarlo? ¿Y si los sacerdotes se resbalaban en el barro? ¿Y si justo pisaban un pozo y se hundían ahí mismo? ¿Y si la corriente los arrastraba antes de que se abriera el Jordán? ¿Por qué había que pisar el agua primero…?

Sin duda Dios estaba probando su fe en lo que Él había dicho. Fe es arriesgarse y confiar, es creer que lo que dijo Dios sucederá.

Nuestra fe también será probada. Para que se abran nuestros “Jordanes” es necesario que demos el primer paso; pero no en “las aguas” donde el Señor nunca dijo que haría un milagro. Cuidado que hay muchos que en otros tiempos se ahogaron en el Jordán. Por eso necesitamos Su Palabra como base de nuestra fe. No se trata de movernos guiados por nuestros propios deseos y caprichos, sino que debemos avanzar en la voluntad de Dios que conocemos.

Para recibir lo mejor de Dios, muchas veces hay que abandonar lo bueno. Para ver un milagro hay que dar pasos de fe. Para que una puerta se abra, hay que golpear. Para que nos atiendan, hay que llamar. Para encontrar, hay que buscar. “Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.” (Mateo 7:8).

¡Anímate a mojarte los pies siguiendo la dirección que el Señor te ha dado y verás sus milagros!

¡Dios te bendiga!

Cortesía Pastor Pablo Giovanini Iglesia Cristiana Renacer Lynn

compartir por messenger
compartir por Whatsapp