“Por la fe también Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido”. Hebreos 11:11.

Que una mujer con edad de bisabuela te diga que el bebé que tiene en sus brazos es su hijo es difícil de creer. Pero ella insiste que es su propio hijo, nacido de parto natural, sin ayuda de la ciencia. Le preguntas por el nombre del niño y te dice que se llama Risa (es la traducción de Isaac). A esta altura de la conversación crees que sería mejor hablar con el padre de la criatura, y te encuentras con un hombre de cien años que te dice: “Yo soy el padre”. Antes de salir corriendo, Abraham te detiene y te cuenta que un año atrás Dios le habló con estas palabras: “¿Hay para Dios alguna cosa difícil? Al tiempo señalado volveré a ti, y según el tiempo de la vida, Sara tendrá un hijo”. (Génesis 18:14).

Sara, no solo tuvo que experimentar el poder de Dios en su cuerpo para quedar embarazada, pasar bien los nueve meses y tener fuerzas para el parto, sino que después tuvo que cumplir con todas las responsabilidades de una madre. Seguramente, cada vez que enfrentaba un nuevo desafío, se preguntaría: “¿Hay para Dios alguna cosa difícil?”

Dice Génesis 23:1 que Sara pudo ver crecer a su hijo ¡hasta que él cumplió los 37 años! ¡Qué tremendo es Dios!

En el cielo, tal vez Sara esté cantando con Rebeca, Raquel, Ana, Elisabeth y tantas otras mujeres que habían sido estériles “¡Nada es imposible para Dios!” (Lucas 1:37). Sus vidas nos recuerdan que si creemos las palabras que el Señor nos da, sucede lo imposible. Te pregunto: “¿Hay para Dios alguna cosa difícil?”

Tú y yo tendemos muchos desafíos por delante. Tal vez hoy mismo te esté esperando uno al salir de tu casa. Recuerda en todo momento lo que Dios te ha hablado: ¡Para Dios no hay nada imposible!

Cortesía Pastor Pablo Giovanini Iglesia Cristiana Renacer Lynn

compartir por messenger
compartir por Whatsapp