Líbrame de mis enemigos, oh Dios mío;
Ponme a salvo de los que se levantan contra mí.

Líbrame de los que cometen iniquidad,
Y sálvame de hombres sanguinarios.

Porque he aquí están acechando mi vida;
Se han juntado contra mí poderosos.
No por falta mía, ni pecado mío, oh Jehová;

Sin delito mío corren y se aperciben.
Despierta para venir a mi encuentro, y mira.

Y tú, Jehová Dios de los ejércitos, Dios de Israel,
Despierta para castigar a todas las naciones;
No tengas misericordia de todos los que se rebelan con iniquidad. Selah

Volverán a la tarde, ladrarán como perros,
Y rodearán la ciudad.

He aquí proferirán con su boca;
Espadas hay en sus labios,
Porque dicen: ¿Quién oye?

Mas tú, Jehová, te reirás de ellos;
Te burlarás de todas las naciones.

A causa del poder del enemigo esperaré en ti,
Porque Dios es mi defensa.

10 El Dios de mi misericordia irá delante de mí;
Dios hará que vea en mis enemigos mi deseo.

11 No los mates, para que mi pueblo no olvide;
Dispérsalos con tu poder, y abátelos,
Oh Jehová, escudo nuestro.

12 Por el pecado de su boca, por la palabra de sus labios,
Sean ellos presos en su soberbia,
Y por la maldición y mentira que profieren.

13 Acábalos con furor, acábalos, para que no sean;
Y sépase que Dios gobierna en Jacob
Hasta los fines de la tierra. Selah

14 Vuelvan, pues, a la tarde, y ladren como perros,
Y rodeen la ciudad.

15 Anden ellos errantes para hallar qué comer;
Y si no se sacian, pasen la noche quejándose.

16 Pero yo cantaré de tu poder,
Y alabaré de mañana tu misericordia;
Porque has sido mi amparo
Y refugio en el día de mi angustia.

17 Fortaleza mía, a ti cantaré;
Porque eres, oh Dios, mi refugio, el Dios de mi misericordia.

Plegaria pidiendo ayuda contra el enemigo

para enseñar, cuando tuvo guerra contra Aram-Naharaim y contra Aram de Soba, y volvió Joab, y destrozó a doce mil de Edom en el valle de la Sal.

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