“Pero Jehová le dijo: Paz a ti; no tengas temor, no morirás. Entonces Gedeón construyó un altar al Señor en ese lugar y lo llamó Jehová-shalom. Ese altar sigue en Ofra, en la tierra del clan de Abiezer, hasta el día de hoy”. Jueces 6:23-24.

Cuando Gedeón fue llamado a libertar a Israel de los madianitas, vio cara a cara un ángel de Dios y creyó que por mirarlo iba a morir. Los israelitas creían que no podían ver a Dios y seguir vivos de acuerdo con lo que el Señor le había dicho a Moisés (Éxodo 33.20). Tal vez Gedeón pensó que también aplicaba con los ángeles. Este encuentro celestial lo aterró hasta que Dios mismo le dijo: “Paz a ti, no tengas temor, no morirás”.

¡Qué alivio habrá sentido Gedeón! Estaba empezando a conocer a un Dios cercano, capaz de relacionarse con él y seguir vivo. Después de esta experiencia, Gedeón levanta un altar y lo llama “Jehová-Shalom” que significa “Jehová es paz”.

La paz a la que se refiere Gedeón no era simplemente quietud interior o no tener problemas. Este varón levanta este altar porque había recibido la paz de Dios. Mientras otros creían que para recibir algo de sus dioses había que hacer sacrificios, promesas y ofrendas, Gedeón simplemente recibió paz como un regalo del Señor.

Jesús sigue siendo el Dador de la paz eterna. Si tenemos la convicción de que Él nos ama incondicionalmente, tiene el control de cada situación, y está determinado a hacer que todo obre para nuestro bien, entonces tendremos la paz que nos ha prometido. “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”. (Juan 14:27).

Si el Príncipe de Paz vive en tu corazón, celebremos juntos. ¡Shalom!

Cortesía Pastor Pablo Giovanini Iglesia Cristiana Renacer Lynn

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