“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. Salmo 51:10.

David escribe este Salmo después de haber sido confrontado por el profeta Natán, quien le habla de los pecados que estaba ocultando: adulterio y asesinato, pecados que se castigaban con la muerte según la Ley de Moisés. Sin embargo, Dios tuvo misericordia al ver su arrepentimiento.

Llama la atención que cuando el profeta habla con el rey, el niño que había sido concebido en adulterio ya había nacido y por lo que nos dice la Biblia, durante ese año no hubo en David ninguna señal de arrepentimiento. Su corazón estaba perdiendo sensibilidad, su conciencia estaba adormecida. Después de haber urdido un plan para que su pecado no saliera a la luz, todo parecía indicar que había funcionado. Pero a Dios no podemos engañarlo. Entonces envía a Natán, quien lo confronta sabiamente y David reacciona y se da cuenta de su condición.

El rey que había tenido un corazón conforme al de Dios ahora se sincera ante Él, se arrepiente, clama por misericordia y le pide que renueve un “espíritu recto dentro de él”. Dios le perdona y restaura espiritualmente, pero las consecuencias del pecado fueron inevitables.

David había perdido la rectitud de espíritu. Se permitió muchas cosas que a Dios no le agradaban. Un desvío aquí, otro desvío allá, y la línea que señalaba lo que era bueno o malo ya no era tan recta.

David es un ejemplo para nosotros. Tal vez nos deslicemos en acciones diferentes, pero son pecados al fin. Si en vez de arrepentirnos inmediatamente tratamos de justificarlos, nuestro espíritu pierde rectitud.

Siempre habrá misericordia y perdón… pero para el que se arrepiente, confiesa su pecado y somete su corazón a Dios para que obre un cambio. Pero si demoramos este paso, nuestro corazón comienza a endurecerse y podemos volvernos insensibles a la voz del Espíritu Santo.

Pidámosle a Dios cada día que perfeccione la santidad en nuestras vidas. Cuando nos sometemos a la obra del Espíritu Santo, cambia nuestro corazón y crece nuestro deseo de vivir en rectitud.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini Iglesia Cristiana Renacer Lynn

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