“Y sucedió que al día siguiente, cuando Moisés volvió al tabernáculo del testimonio, la vara de Aarón, de la familia de Leví, había retoñado y florecido, y tenía renuevos y había producido almendras”. Números 17:8.

La posición de Aarón como sacerdote había sido puesta en tela de juicio por un grupo rebelde del pueblo. Coré y su séquito habían sublevado a Israel diciendo que Dios no hablaba solo por Moisés y Aarón. Entonces el Señor intervino directamente, abrió la tierra y se tragó al grupo sedicioso. Aun así, el pueblo siguió murmurando contra sus líderes.

Para resolver esta situación, el Señor le dijo a Moisés que el jefe de cada tribu trajera una vara de almendro y en ella escribiera el nombre del líder. Para la tribu de Leví estaba la vara de Aarón. Las varas debían permanecer toda la noche en el Tabernáculo y nadie podía entrar.

En menos de veinticuatro horas sucedió algo extraordinario. ¡La vara de almendro de Aarón no solo reverdeció, sino que tenía flores, nuevas ramas e incluso almendras! Todo el pueblo quedó atónito ante la intervención divina. Ahora estaba claro que Dios había elegido a Aarón como sacerdote, y junto con Moisés eran las personas que guiarían a Israel. Fin de la discusión.

Es cierto que el testimonio de Aarón varias veces dejó mucho que desear. Él fue quien construyó el becerro de oro cuando Dios le estaba dando los Diez Mandamientos a Moisés en el Monte Sinaí. Está claro que era tan humano como nosotros y varias veces le había fallado al Señor. Sin embargo, para este tiempo, había aprendido muchas lecciones espirituales, entre ellas el ser obediente a Dios de manera inmediata. Por eso el Señor respaldó de manera poderosa su ministerio a pesar de sus errores pasados.

Hay veces que solo una intervención sobrenatural puede llamar la atención de las personas que están ciegas a la obra de Dios. Puede ser que hayamos obedecido al Señor y compartimos con muchos su mensaje de salvación, pero lo único que recibimos son burlas y rechazo. Tal vez sea el momento de que Dios actúe de manera sobrenatural. Él sabe cómo hacerlo. Los milagros, señales y maravillas registradas en la Biblia nos muestran que muchos corazones duros se humillaron y recibieron el mensaje después de una poderosa intervención divina.

Nosotros no podemos cambiar a nadie, pero podemos pedirle al Señor que sensibilice los corazones de los que han escuchado el mensaje para que crean. Si tienes a cargo un ministerio y no estás viendo el fruto que esperas ver, pídele a Dios que intervenga, Él va a respaldarte. Cuando su poder se manifiesta, nadie queda indiferente.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini Iglesia Cristiana Renacer Lynn

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